La Revolución Rusa
La Revolución Rusa de 1917 es un
acontecimiento histórico de gran trascendencia porque dio paso a la formación y
posterior desarrollo de un sistema político-económico que, por ser contrario al
de las potencias occidentales, dividió al mundo en dos grandes bloques
antagónicos que por espacio de más de cuatro décadas se disputaron el poder
hegemónico mundial. La Revolución Rusa tuvo lugar durante la Primera Guerra
Mundial y una relación inmediata con ésta; pero el descontento social y político
que la hizo estallar obedeció a factores de diversa índole que, no obstante
haberse generado en su mayoría desde tiempo atrás, se agravaron durante el
periodo comprendido entre finales del siglo XIX y principios de XX.
Antecedentes
Autocracia Zarista
Al iniciar el siglo XX, en el enorme
territorio ruso se mantenía el sistema absolutista del Antiguo Régimen bajo el
gobierno de un zar o emperador que poseía un poder ilimitado, aunque en la
práctica se veía obligado a delegar cierta autoridad en la poderosa burocracia
que lo apoyaba. El régimen absolutista de los zares, incapaz de llevar a cabo
la modernización política, económica y social de Rusia, se hallaba cada vez más
divorciado de la sociedad, en particular de los medios intelectuales y
profesionales que para entonces se habían organizado en partidos políticos. El
estallido revolucionario de 1905, derivado de la cruel represión gubernamental
del “domingo sangriento”, dio paso a la formación de un soviet (consejo
popular) y a la aceptación del zar Nicolás II para que se constituyera una
Duma.
La primera Duma se creó en mayo de 1906,
pero resultó un fracaso y quedó disuelta a los dos meses de su instauración
debido a que previamente se habían aprobado varias leyes que garantizaban los
poderes autocráticos del zar. En 1907 se instituyó una segunda Duma que sería
también disuelta al poco tiempo. Mientras tanto, grupos de ciudadanos moderados
y conservadores decidieron colaborar con el gobierno, controlando la actividad
de la tercera Duma que decretó varias reformas moderadas.
Situación económica y crisis social
A principios del siglo XX Rusia presentaba
significativos avances en materia económica: las estadísticas demuestran que
entre 1900 y 1910 la superficie dedicada al trigo y la patata se duplicó, y que
en ese periodo la producción industrial creció en 40%. Sin embargo, este
crecimiento no repercutía en el ingreso real de la población, el cual incluso
se reducía significativamente en los momentos de crisis. Entre 1900 y 1904, el
desempleo y el hambre provocaron el aumento de revueltas campesinas y de
huelgas en los centros urbanos; las protestas alcanzaron un punto crítico al
producirse la derrota rusa en la guerra con Japón (1905), cuando la incapacidad
bélica del ejército zarista demostró lo inútil de los enormes sacrificios del
pueblo, obligado a enviar sus jóvenes a una guerra que terminó un fracaso.
Las ideologías políticas y sociales
Populismo:
En los años sesenta del siglo XIX, coincidiendo con
la abolición de la servidumbre, se organizó el llamado movimiento populista, del que inicialmente formó parte Mijaíl
Bakunin, el cual sería el germen de los partidos revolucionarios surgidos a
principios del siglo XX. El populismo rechazaba el desarrollo de la economía
industrial por considerarla socialmente nociva, y pretendía fomentar la
comunidad agrícola tradicional (el mir) como célula de la futura sociedad que
se crearía después de ser suprimida la propiedad privada de la tierra. Este
movimiento se dividió posteriormente en varias tendencias, entre ellas la
denominada Tierra y Libertad surgida
en las zonas rurales y que tomaba las ideas anarquistas de organización
comunal. Algunos grupos radicales se este movimiento respondieron a la
represión zarista con una serie de atentados contra funcionarios y miembros de
la burocracia, que culminaron con la muerte del zar Alejandro II en 1881.
Marxismo:
Las ideas de Karl Marx se difundieron entre los
activistas rusos que vivían en el exilio. En 1898, uno de los primeros
marxistas rusos, Gueorgui V. Plejanov, participó en la organización del Partido
Obrero Socialdemócrata Ruso. En el segundo Congreso de este partido, celebrado
en Londres en 1903, Vladimir Ilich Ulianov, expuso sus ideas acerca de efectuar
una adaptación del marxismo a las
circunstancias particulares de Rusia. Aunque Marx había postulado que la
revolución proletaria se produciría en un país
como Gran Bretaña, que había alcanzado un mayor grado de desarrollo capitalista, para
Lenin era posible que la revolución
proletaria se diera en Rusia sin necesidad de esperar el progreso del
capitalismo.
Liberalismo:
En Rusia el liberalismo no fue tanto de origen
burgués como en los países de Europa occidental, son de origen profesional e
intelectual. Se concretó en 1905 al fundarse el Partido Constitucional Demócrata,
el cual estuvo integrado por propietarios rurales de mediana importancia,
profesionales y técnicos. Este partido proponía
el establecimiento de un Estado constitucional, la realizaron de la
reforma agraria, y a consideración de derechos sociales y económicos básicos
para los trabajadores.
La Revolución de febrero de 1917
Causas inmediatas
La crisis políticas y económicas que
padecía el pueblo ruso a comienzos del siglo XX se vieron acentuadas en gran
medida por la participación de su país en la Gran Guerra europea; como Lenin lo
había previsto, el conflicto armado habría de realizas la tarea que los
revolucionarios nunca hubieran podido llevar a cabo por ellos mismos. Al
centrar en guerra, el sistema social ruso sufrió una profundas desestabilización de cerca de quince millones
de hombres procedentes en su mayoría de las áreas rurales, el deterioro de la
infraestructura de transportes que apenas comenzaba a desarrollarse, el daño en
la incipiente planta productiva industrial, la falta del armamento moderno que
compitiera con la avanzada tecnología alemana, el intenso frío del invierno
ruso, el hambre, la corrupción y desorganización de los dirigentes del
ejército, etc.
La caída del régimen zarista
En Febrero de 1917, la desesperación del
pueblo llegó a niveles incontrolables al ser racionado el pan y agotarse las
reservas de carbón en pleno invierno. El 23 de febrero (8 de marzo en
occidente), Día Internacional de la Mujer celebrado por los partidos obreros,
estalló en Petrogrado (San Petersburgo) un conflicto que sería crucial en la
historia de Rusia: Las obreras del sector textil iniciaron una huelga que se extendió a todas
las fábricas de la cuidad y llegó a convertirse en una convocatoria general. En
los días siguientes, las protestas callejeras se incrementaron con gritos en
contra del gobierno y de la guerra. Lo más grave para el régimen ocurrió en la
noche del 26 de febrero (12 de marzo) cuando los soldados, que tenían órdenes
de disparar sobre la multitud, se amotinaron y fusilaron a sus oficiales,
uniéndose así a los manifestantes.
Primera etapa del gobierno provisional bajo el mando de
Lvov
El doble poder
Los miembros del Soviet de Petrogrado se
instalaron en el mismo edificio de la Duma, y reconocieran al gobierno
provisional a condición de que éste se comprometiera a convocar una Asamblea
Constituyente que estableciera las reformas legales demandadas por las clases
trabajadores. A pesar de las diferencias sociales e ideológicas, ambos grupos
se apoyaron mutuamente a fin de lograr e propósito inmediato de acabar con la
autocracia zarista, lo que significó en la práctica la existencia de un “doble
poder”. Al principio esta situación no ofrecía mayores dificultades pese al
antagonismo ideológica porque, bajo el poder de la burguesía y, al menos por el
momento, no aspiraban al poder. Por esta razón decidieron apoyar las decisiones
importantes del gobierno provisional siempre que éste diera satisfacción a las
demandas de la clase obrera. Sin embargo, la enorme distancia entre los
objetivos socioeconómicos de uno y otro grupo traería pronto nuevas
dificultades.
En el mismo mes de marzo, los miembros del
Soviet de Petrogado, ante la negativa del gobierno provisional de retirarse de
la contienda internacional, intentaron poner fin a la guerra haciendo un
llamado de paz “a los pueblos de todo el mundo”, pero ni los Aliados ni las
Potencias Centrales respondieron, y Rusia se mantuvo en la guerra a pesar de
sus enormes dificultades internas.
Al no ver una pronta solución a sus graves
problemas, el pueblo ruso volvió a protestar y de nuevo surgieron las huelgas y
las manifestaciones callejeras de obreros y campesinos, quienes también se
inconformaban contra la permanencia de Rusia en la guerra porque, aparte de
todas las implicaciones negativas que ésta traía consigo, constituía un motivo
más de retraso en la satisfacción de las demandas sociales. Desde finales de
marzo comenzó la ocupación de tierras por parte de los campesinos, así como los
disturbios de obreros en las fábricas.
En esas circunstancias, el 3 (16) de abril
de 1917, Lenin ingresó a Rusia y de inmediatos capitalizó el descontento
popular en favor de sus planes revolucionarios.
El primer Congreso Panruso de los Soviets,
celebrado en junio de 1917, Lenin se opuso al gobierno provisional, pero en ese
momento los soviets eran incapaces de tomar y mantener el poder, además de que
estaban divididos políticamente: de 822 delegados al mencionado Congreso, 285
eran socialistas revolucionarios, 284 mencheviques y 105 bolcheviques,
situación por las propuestas de estos últimos fueron rechazadas.
El 3 (16) de junio de 1917 e inició en
Petrogrado una insurrección popular apoyada por los bolcheviques. El gobierno
puso fin a las manifestaciones y ordenó la detención de los dirigentes. León
Trotski, revolucionario menchevique de reciente ingreso al partido bolchevique,
fue encarcelado junto con otros miembros de este partido, en tanto que
Lenin lograba escapar a Finlandia.
Después
de estos acontecimientos, el príncipe Lvov, quien pretendía extender la
represión contra los campesinos, fue obligado a renunciar como presidente del
gobierno siendo sustituido por Kerenski.
La Revolución bolchevique de octubre 1917
La conquista del poder por los bolcheviques
fue rápida. En la noche del 24 al 25 de octubre (6 al 7 de noviembre) de 1917
ocuparon los puestos estratégicos de Petrogrado. El acorazado Aurora apuntó sus
cañones hacia el Palacio de Invierno en la madrugada del 26 de octubre, y el
gobierno provisional, que carecía del apoyo del ejército, se vio obligado a
rendirse.
La
Revolución Bolchevique había logrado derrotar a Kerenski e hizo realidad, al
menos en teoría, el lema de “todo el poder a los soviets”, pues ésos, reunidos
en el Segundo Congreso, fueron los
nuevos titulares del poder, aunque en la práctica sería el partido bolchevique
el que habría de controlar dicho poder. La tarea prioritaria del Congreso
consistió en redactar tres decretos fundamentales (Decretos de Octubre) que
tenían el propósito inmediato de conseguir el apoyo del pueblo.
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