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viernes, 15 de abril de 2016

Unidad 5. Revolución Rusa


La Revolución Rusa

La Revolución Rusa de 1917 es un acontecimiento histórico de gran trascendencia porque dio paso a la formación y posterior desarrollo de un sistema político-económico que, por ser contrario al de las potencias occidentales, dividió al mundo en dos grandes bloques antagónicos que por espacio de más de cuatro décadas se disputaron el poder hegemónico mundial. La Revolución Rusa tuvo lugar durante la Primera Guerra Mundial y una relación inmediata con ésta; pero el descontento social y político que la hizo estallar obedeció a factores de diversa índole que, no obstante haberse generado en su mayoría desde tiempo atrás, se agravaron durante el periodo comprendido entre finales del siglo XIX y principios de XX.

Antecedentes

Autocracia Zarista

Al iniciar el siglo XX, en el enorme territorio ruso se mantenía el sistema absolutista del Antiguo Régimen bajo el gobierno de un zar o emperador que poseía un poder ilimitado, aunque en la práctica se veía obligado a delegar cierta autoridad en la poderosa burocracia que lo apoyaba. El régimen absolutista de los zares, incapaz de llevar a cabo la modernización política, económica y social de Rusia, se hallaba cada vez más divorciado de la sociedad, en particular de los medios intelectuales y profesionales que para entonces se habían organizado en partidos políticos. El estallido revolucionario de 1905, derivado de la cruel represión gubernamental del “domingo sangriento”, dio paso a la formación de un soviet (consejo popular) y a la aceptación del zar Nicolás II para que se constituyera una Duma.
La primera Duma se creó en mayo de 1906, pero resultó un fracaso y quedó disuelta a los dos meses de su instauración debido a que previamente se habían aprobado varias leyes que garantizaban los poderes autocráticos del zar. En 1907 se instituyó una segunda Duma que sería también disuelta al poco tiempo. Mientras tanto, grupos de ciudadanos moderados y conservadores decidieron colaborar con el gobierno, controlando la actividad de la tercera Duma que decretó varias reformas moderadas.

Situación económica y crisis social

A principios del siglo XX Rusia presentaba significativos avances en materia económica: las estadísticas demuestran que entre 1900 y 1910 la superficie dedicada al trigo y la patata se duplicó, y que en ese periodo la producción industrial creció en 40%. Sin embargo, este crecimiento no repercutía en el ingreso real de la población, el cual incluso se reducía significativamente en los momentos de crisis. Entre 1900 y 1904, el desempleo y el hambre provocaron el aumento de revueltas campesinas y de huelgas en los centros urbanos; las protestas alcanzaron un punto crítico al producirse la derrota rusa en la guerra con Japón (1905), cuando la incapacidad bélica del ejército zarista demostró lo inútil de los enormes sacrificios del pueblo, obligado a enviar sus jóvenes a una guerra que terminó un fracaso.

Las ideologías políticas y sociales

Populismo: En los años sesenta del siglo XIX, coincidiendo con la abolición de la servidumbre, se organizó el llamado movimiento populista, del que inicialmente formó parte Mijaíl Bakunin, el cual sería el germen de los partidos revolucionarios surgidos a principios del siglo XX. El populismo rechazaba el desarrollo de la economía industrial por considerarla socialmente nociva, y pretendía fomentar la comunidad agrícola tradicional (el mir) como célula de la futura sociedad que se crearía después de ser suprimida la propiedad privada de la tierra. Este movimiento se dividió posteriormente en varias tendencias, entre ellas la denominada Tierra y Libertad surgida en las zonas rurales y que tomaba las ideas anarquistas de organización comunal. Algunos grupos radicales se este movimiento respondieron a la represión zarista con una serie de atentados contra funcionarios y miembros de la burocracia, que culminaron con la muerte del zar Alejandro II en 1881.

Marxismo: Las ideas de Karl Marx se difundieron entre los activistas rusos que vivían en el exilio. En 1898, uno de los primeros marxistas rusos, Gueorgui V. Plejanov, participó en la organización del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso. En el segundo Congreso de este partido, celebrado en Londres en 1903, Vladimir Ilich Ulianov, expuso sus ideas acerca de efectuar una adaptación  del marxismo a las circunstancias particulares de Rusia. Aunque Marx había postulado que la revolución proletaria se produciría en un país  como Gran Bretaña, que había alcanzado un  mayor grado de desarrollo capitalista, para Lenin era posible que la revolución proletaria se diera en Rusia sin necesidad de esperar el progreso del capitalismo.

Liberalismo: En Rusia el liberalismo no fue tanto de origen burgués como en los países de Europa occidental, son de origen profesional e intelectual. Se concretó en 1905 al fundarse el Partido Constitucional Demócrata, el cual estuvo integrado por propietarios rurales de mediana importancia, profesionales y técnicos. Este partido proponía  el establecimiento de un Estado constitucional, la realizaron de la reforma agraria, y a consideración de derechos sociales y económicos básicos para los trabajadores.

La Revolución de febrero de 1917


Causas inmediatas

La crisis políticas y económicas que padecía el pueblo ruso a comienzos del siglo XX se vieron acentuadas en gran medida por la participación de su país en la Gran Guerra europea; como Lenin lo había previsto, el conflicto armado habría de realizas la tarea que los revolucionarios nunca hubieran podido llevar a cabo por ellos mismos. Al centrar en guerra, el sistema social ruso sufrió una profundas  desestabilización de cerca de quince millones de hombres procedentes en su mayoría de las áreas rurales, el deterioro de la infraestructura de transportes que apenas comenzaba a desarrollarse, el daño en la incipiente planta productiva industrial, la falta del armamento moderno que compitiera con la avanzada tecnología alemana, el intenso frío del invierno ruso, el hambre, la corrupción y desorganización de los dirigentes del ejército, etc.

La caída del régimen zarista

En Febrero de 1917, la desesperación del pueblo llegó a niveles incontrolables al ser racionado el pan y agotarse las reservas de carbón en pleno invierno. El 23 de febrero (8 de marzo en occidente), Día Internacional de la Mujer celebrado por los partidos obreros, estalló en Petrogrado (San Petersburgo) un conflicto que sería crucial en la historia de Rusia: Las obreras del sector textil  iniciaron una huelga que se extendió a todas las fábricas de la cuidad y llegó a convertirse en una convocatoria general. En los días siguientes, las protestas callejeras se incrementaron con gritos en contra del gobierno y de la guerra. Lo más grave para el régimen ocurrió en la noche del 26 de febrero (12 de marzo) cuando los soldados, que tenían órdenes de disparar sobre la multitud, se amotinaron y fusilaron a sus oficiales, uniéndose así a los manifestantes.

Primera etapa del gobierno provisional bajo el mando de Lvov


El doble poder

Los miembros del Soviet de Petrogrado se instalaron en el mismo edificio de la Duma, y reconocieran al gobierno provisional a condición de que éste se comprometiera a convocar una Asamblea Constituyente que estableciera las reformas legales demandadas por las clases trabajadores. A pesar de las diferencias sociales e ideológicas, ambos grupos se apoyaron mutuamente a fin de lograr e propósito inmediato de acabar con la autocracia zarista, lo que significó en la práctica la existencia de un “doble poder”. Al principio esta situación no ofrecía mayores dificultades pese al antagonismo ideológica porque, bajo el poder de la burguesía y, al menos por el momento, no aspiraban al poder. Por esta razón decidieron apoyar las decisiones importantes del gobierno provisional siempre que éste diera satisfacción a las demandas de la clase obrera. Sin embargo, la enorme distancia entre los objetivos socioeconómicos de uno y otro grupo traería pronto nuevas dificultades.
En el mismo mes de marzo, los miembros del Soviet de Petrogado, ante la negativa del gobierno provisional de retirarse de la contienda internacional, intentaron poner fin a la guerra haciendo un llamado de paz “a los pueblos de todo el mundo”, pero ni los Aliados ni las Potencias Centrales respondieron, y Rusia se mantuvo en la guerra a pesar de sus enormes dificultades internas.
Al no ver una pronta solución a sus graves problemas, el pueblo ruso volvió a protestar y de nuevo surgieron las huelgas y las manifestaciones callejeras de obreros y campesinos, quienes también se inconformaban contra la permanencia de Rusia en la guerra porque, aparte de todas las implicaciones negativas que ésta traía consigo, constituía un motivo más de retraso en la satisfacción de las demandas sociales. Desde finales de marzo comenzó la ocupación de tierras por parte de los campesinos, así como los disturbios de obreros en las fábricas.
En esas circunstancias, el 3 (16) de abril de 1917, Lenin ingresó a Rusia y de inmediatos capitalizó el descontento popular en favor de sus planes revolucionarios.
El primer Congreso Panruso de los Soviets, celebrado en junio de 1917, Lenin se opuso al gobierno provisional, pero en ese momento los soviets eran incapaces de tomar y mantener el poder, además de que estaban divididos políticamente: de 822 delegados al mencionado Congreso, 285 eran socialistas revolucionarios, 284 mencheviques y 105 bolcheviques, situación por las propuestas de estos últimos fueron rechazadas.
El 3 (16) de junio de 1917 e inició en Petrogrado una insurrección popular apoyada por los bolcheviques. El gobierno puso fin a las manifestaciones y ordenó la detención de los dirigentes. León Trotski, revolucionario menchevique de reciente ingreso al partido bolchevique, fue encarcelado junto con otros miembros de este partido, en tanto que Lenin  lograba escapar a Finlandia.
Después de estos acontecimientos, el príncipe Lvov, quien pretendía extender la represión contra los campesinos, fue obligado a renunciar como presidente del gobierno siendo sustituido por Kerenski.


La Revolución bolchevique de octubre 1917

La conquista del poder por los bolcheviques fue rápida. En la noche del 24 al 25 de octubre (6 al 7 de noviembre) de 1917 ocuparon los puestos estratégicos de Petrogrado. El acorazado Aurora apuntó sus cañones hacia el Palacio de Invierno en la madrugada del 26 de octubre, y el gobierno provisional, que carecía del apoyo del ejército, se vio obligado a rendirse.
La Revolución Bolchevique había logrado derrotar a Kerenski e hizo realidad, al menos en teoría, el lema de “todo el poder a los soviets”, pues ésos, reunidos en el Segundo  Congreso, fueron los nuevos titulares del poder, aunque en la práctica sería el partido bolchevique el que habría de controlar dicho poder. La tarea prioritaria del Congreso consistió en redactar tres decretos fundamentales (Decretos de Octubre) que tenían el propósito inmediato de conseguir el apoyo del pueblo.




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