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miércoles, 13 de abril de 2016

Unidad 5. Causas de La Primera Guerra Mundial.

LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

La Gran Guerra, ocurrida entre 1914 y 1918, tuvo como causas profundas una serie de acontecimientos generados en Europa entre 1871 y 1914, los cuales fueron creando una situación sumamente tensa entre las potencias hegemónicas, al grado de que cualquier circunstancia fortuita podía hacer estallar un conflicto de grandes dimensiones.

La rivalidad imperialista.

A inicios del siglo xx, Gran Bretaña había comenzado a dejar de ser la mejor potencia capitalista y fue desplazada por Alemania, seguida de Estados Unidos y Japón; este último país tenía un mayor crecimiento industrial y comercial. Ésta rivalidad se sumaba a la de otras potencias como Francia, Austria-Hungría, Italia y Los Países Bajos. El gran crecimiento del capitalismo monopolista de esa época, provocó que se excediera la producción que obligaba a los gobiernos a tener políticas más proteccionistas y esto hacía más difícil la circulación de las mercancías. Había mucha competitividad entre potencias.

 

Sistema de alianzas

Se crearon alianzas entre países europeos a finales del siglo XIX, en las cuáles Bismarck tuvo influencia con sus ligas diplomáticas que hicieron más fuertes las relaciones entre potencias capitalistas situadas en lugares geográficos estratégicos para así poder defenderse uno al otro. Así, se crearon 2 bloques contrarios que querían equilibrarse de manera interna y protegerse recíprocamente.
La Triple Alianza: Alemania, Austria Hungría e Italia
La Triple Entente: Gran Bretaña, Francia y Rusia
Las naciones de La Triple Alianza consideraron necesario crear un frente unido y les era de suma importancia mantener su predominio en el Mediterráneo, incluidos los territorios del Norte de África.  Esto se debe el interés del Imperio Austro-Húngaro por arrebatarle al Imperio Otomano los países situados en el territorio de los Balcanes, y por impedir que Serbia (país liberado) se extendiera y ocupara Bosnia y Herzegovina que era del Imperio Austro-Húngaro. Éste trataba de evitar que Rusia le ganara en la conquista de los Estado Balcánicos.
Alemania era la potencia más fuerte, pero lo malo era que tenía sólo un acceso poco seguro al Mar del Norte y, con respecto a su política expansionista, tras la Conferencia de Berlín, que ratificó la hegemonía colonial de Gran Bretaña y Francia, el Reich alemán vio limitadas sus posesiones en África. Además, su predominio en Europa estaba marcado por el resentimiento francés (puesto que Alemania se había anexionado los territorios de Alsacia y Lorena en 1871) y por la amenaza de Rusia, que ambicionaba la hegemonía en el centro y el este de Europa.
Esta situación había dado origen al sistema Bismarckiano para lograr un contrapeso en sus relaciones con las potencias rivales. A pesar de las alianzas, se vio un posible conflicto entre las potencias en la última década del siglo XIX. Además, el desarrollo económico de ese momento significaba que, por primera vez, existía la capacidad industrial para resistir y hacer la guerra.
Por otra parte, las naciones de la Triple Entente se habían unido aprovechando la situación geográfica de sus territorios que les permitía bloquear a los países de la Triple Alianza por mar y tierra, con la posibilidad de cercarlos además en los puntos estratégicos de los Balcanes, suponiendo que esta situación les permitiera mantener un equilibrio de poder en la competencia imperialista. Sin embargo, en vez de que este sistema de alianzas fuera una vía para garantizar la seguridad mutua de las naciones, se convirtió en un peligro latente para cada una de ellas, ya que cualquier mínimo pretexto iba a poder hacer que los 2 bloques se enfrentaran.


La Paz Armada.

El sistema de alianzas permitió que Europa viviera una etapa de paz relativamente larga, ya que desde 1871, cuando terminó la guerra franco-prusiana, las grandes potencias europeas habían logrado evitar enfrentamientos bélicos, pero al mismo tiempo impulsaban fuertemente al crecimiento y desarrollo de su industria de guerra, situación contradictoria que dio origen a que el periodo comprendido entre 1871 y 1914 fuera recordado como la etapa de “la paz armada”. En relación muy estrecha con el progreso industrial en aquella época de cambios acelerados y de interés personal por la prosperidad económica, continuamente surgían nuevos descubrimientos científicos que generaban innovaciones tecnológicas puestas al servicio de fuerzas militares de las naciones.
Se dio un notable crecimiento de fabricación y arsenal de guerra para un posible enfrentamiento internacional. A esta carrera armamentista se agregaba el enorme desarrollo en los ejércitos de las potencias europeas, con un mayor servicio militar y aumento de soldados, elementos que permitían a los jefes de Estado planear mejores estrategias.


Nacionalismo. 

La ideología nacionalista ya estaba en los primeros años del siglo XIX con motivo de las invasiones napoleónicas llego a todos los pueblos. En las naciones imperialistas, los avances tecnológicos y el desarrollo del capitalismo inculcaban entre las personas un orgullo nacional, sentimiento de superioridad. Por otra parte, entre los pueblos dominados el nacionalismo tomaba formas libertarias, aumentadas por el hecho de ver su territorio hecho presa de rivalidad imperialista y expuesta a servir de campo de batalla en caso de un enfrentamiento entre potencias.


La propaganda. 

Conocedores del sentimiento nacionalista de sus pueblos, los gobiernos de las potencias se valieron de todos los medios para poder aumentar ese nacionalismo entre las personas y fomentar odio hacia los países rivales, en caso de que se viniera una guerra:

-       Se representó a káiser como personaje ávido de devorar países
-       Al Reich como serpiente gigantesca que simbolizaba al militarismo alemán como peligro apocalíptico.
Esto fue otro factor para llegar al estallido de un conflicto internacional.

Las crisis marroquíes y balcánicas.

La crisis de mayor trascendencia, por la influencia directa que tendría en la Gran Guerra europea, fue la ocurrida en los Balcanes a partir de octubre de 1908, cuando Austria-Hungría se anexó los territorios de Bosnia y Herzegovina, a los que administraba como colonias desde hacía 30 años. Serbia protestó ante la agresión austriaca y pidió la ayuda de Rusia, pero este país no estaba en condiciones de enfrentar por sí solo una nueva guerra después de la derrota que había sufrido en el enfrentamiento con Japón en 1905. Los serbios recurrieron entonces a Inglaterra y Francia para solicitarles ayuda; Francia se las negó argumentando que la invasión austriaca en los Balcanes no amenazaba sus “intereses vitales”, en tanto que Inglaterra solamente brindó su apoyo diplomático para tratar d evitar un conflicto. En consecuencia, Serbia tuvo que aceptar la anexión de Bosnia y Herzegovina al Imperio Austro-Húngaro.
Las relaciones entre Serbia y Austro-Hungría se volvieron más tensas, y en Serbia surgieron sociedades secretas formadas por ultranacionalistas que deseaban liberarse del dominio de los Habsburgo y alcanzar la unidad de todos los pueblos eslavos. En 1912, Serbia se unió a Bulgaria para construir la “Liga Balcánica”, bajo la protección de Rusia, con el doble propósito de prevenir una nueva ocupación por parte de Austria-Hungría y liberar a todos los pueblos eslavos del Sur que aún estaban bajo el dominio del Imperio Otomano. Cuando Grecia y Montenegro logran ingresar a esta liga, consiguieron vencer al Imperio Otomano y lograr que se desintegrara. Luego de esto, Bulgaria atacó a sus antiguos aliados de la Liga, pero fue vencida por Serbia, que se fortaleció con este triunfo y cuadruplico su territorio. La nueva situación de Serbia preocupó al gobierno austriaco. Que se empezó a preparar para enfrentar algún ataque de ese país.
La última fase de la crisis balcánica dio comienzo en junio de 1914 con el llamado “Incidente de Sarajevo”, motivo que haría estallar el conflicto en Europa. Este hecho tuvo lugar el 28 de ese mes en la capital de Bosnia, cuando el príncipe heredero de la corona austrohúngara, Francisco Fernando, fue asesinado junto con sus esposa cuando realizaban una visita a Sarajevo con el propósito de demostrar el dominio de la dinastía de Habsburgo sobre esa región de población eslava, incorporada recientemente al Imperio Austro-Húngaro. La visita del príncipe heredero fue tomada como una afrenta por los bosnios proserbios que se oponían a anexarse. Gavrilo Princip fue vinculado con las organizaciones secretas ultranacionalistas, fue el autor del atentado, que realizó como una muestra del repudio que Serbia sentía hacia el dominio austriaco.
Austria aprovechando esto, le envió un ultimátum a Serbia, que éste consideró inaceptable porque lo que decían iba contra su propia soberanía nacional. Entonces se rompieron las relaciones diplomáticas de ambos países y se dio la gota que derramó el vaso, provocando así el estallido de la Primera Guerra Mundial.



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